Definir sus objetivos y su motivación para aprender idiomas es una parte importante del éxito. Si te tomas el tiempo necesario para aclarar tus objetivos, no solo crearás una hoja de ruta para tu viaje de aprendizaje, sino que también te darás a ti mismo un sentido de propósito y motivación que te facilitará la consecución de tus aspiraciones.
Identifica por qué estás aprendiendo
Al definir tus objetivos de aprendizaje, es importante que reflexiones sobre por qué quieres aprender otro idioma. Intente ir más allá del objetivo general de alcanzar la fluidez y sea más específico: Quizá quieras leer documentos históricos para indagar en el pasado de tu familia o asistir a una universidad en otro país. Sea cual sea el motivo, haz un esfuerzo consciente por averiguar qué te motiva.
Comprender tus motivaciones influirá en tu forma de enfocar el estudio de idiomas. Por ejemplo, aprender para mantener la memoria ágil requiere un programa de aprendizaje diferente al de alguien que está aprendiendo para mudarse pronto al extranjero. Identificar esto desde el principio te ayudará a determinar los aspectos del aprendizaje que más te beneficiarán, ya sea la comprensión lectora o las habilidades de pronunciación.
Por último, mantenerte comprometido con esta motivación te mantendrá comprometido y avanzando, especialmente durante los periodos en los que el progreso parece lento.
Imagina dónde quieres estar dentro de 6 meses
A continuación, imagínese dónde quiere llegar con sus conocimientos lingüísticos en un futuro próximo. Para ello, fíjese objetivos a corto y largo plazo con plazos concretos. Empiece por fijarse en su nivel actual y evalúe lo que ya sabe. A continuación, piense en un plazo de seis meses y pregúntese qué quiere saber para entonces.
Aquí ayuda pensar en logros concretos y alcanzables, como terminar un libro fácil o describir tus aficiones favoritas. Esto te ayudará a reconocer las herramientas de aprendizaje que necesitarás y los pasos precisos que debes dar para alcanzar un determinado punto en tu viaje lingüístico.
Tener plazos personales también te ayudará a priorizar las partes del aprendizaje en las que debes centrarte ahora mismo. Puede que tu plan semestral incluya trabajar la pronunciación en lugar de la escritura: no pasa nada. Una vez alcanzado un objetivo, puedes centrarte en lo que viene después.
Establecer un objetivo mensurable
Después de averiguar dónde quieres estar, es hora de elaborar un plan de acción. Empieza por dividir tu gran objetivo en trozos más pequeños y concretos. Proponte aprender 20 palabras nuevas a la semana o grabarte cada mes para saber cómo ha mejorado tu pronunciación con el tiempo. Es práctico tener objetivos concretos y cuantificables que puedan demostrar fácilmente cuánto has progresado.
La función de rachas es una gran herramienta para visualizar tu viaje de aprendizaje y hacer un seguimiento de tu progreso. Compruébalo contigo mismo y repasa con regularidad lo que has aprendido hasta ahora para determinar qué debes aprender a continuación. Hacer un seguimiento de tu progreso es esencial para evaluar tu éxito y fijar objetivos futuros.
Tener objetivos mensurables también le ayudará a evaluar la eficacia de su plan de estudio. Lleva un registro del tiempo que tardas en alcanzar cada objetivo. Así sabrás mejor cuánto tiempo necesitas para alcanzar un determinado nivel de competencia.
Sea realista sobre sus objetivos
Dominar un idioma lleva tiempo y esfuerzo, por lo que es importante ser transparente con uno mismo sobre cuánto se puede aprender en un plazo determinado. Echa un vistazo a tus progresos anteriores: Lo que has conseguido hasta ahora es un buen indicador de lo que puedes hacer en el futuro.
Es igualmente importante revisar y reevaluar periódicamente tus objetivos. Sé consciente de si estás consiguiendo lo que te habías propuesto. Si te cuesta dedicar una hora diaria al aprendizaje, prueba a reducirlo a 30 minutos. La vida pasa, así que no pasa nada por renegociar tus expectativas.
Aprender consiste en encontrar un plan equilibrado que funcione para ti. Desafíate a ti mismo para salir de tu zona de confort, pero evita la frustración innecesaria que supone fijarse un objetivo inalcanzable. Incluso si no alcanzas un objetivo, valora el viaje: lo más probable es que hayas aprendido más de lo que crees.